La insuficiencia cardiaca es un síndrome clínico que se caracteriza por la aparición de signos y síntomas típicos, tales como dificultad para respirar, hinchazón de piernas, aumento del perímetro del abdomen, disminución de la cantidad de orina, necesidad de poner más almohadas para dormir o dificultad para atarse los cordones. La presencia de unos y otros signos y síntomas dependerá de si se afecta la parte derecha del corazón, la izquierda o el corazón en su totalidad, y aparecen como consecuencia de la incapacidad de bombear la sangre de forma adecuada por parte del corazón, lo que provoca acumulación de líquido en las piernas, en el abdomen o en los pulmones.
Se trata de un síndrome que de forma progresiva va limitando la calidad de vida de los pacientes mediante descompensaciones, que en ocasiones pueden controlarse de forma adecuada en el domicilio, pero en otras ocasiones requerirá de un ingreso hospitalario. Es por ello por lo que los pacientes diagnosticados de insuficiencia cardiaca deben tener en mente unas recomendaciones de prevención, para minimizar al máximo las posibles descompensaciones.
En primer lugar, es importante que los pacientes sigan de forma correcta sus tratamientos habituales, ya que el olvido de algunas de las tomas de la medicación puede dar lugar a una descompensación. Suelen ser pacientes con tratamiento para el control de la frecuencia cardiaca, la hipertensión o la hipercolesterolemia, por lo que es imprescindible un adecuado control del peso, siguiendo unos hábitos de vida saludables, consistentes en una dieta equilibrada en la que se disminuya el consumo de grasas saturadas y de sal, así como la realización de ejercicio físico adecuado a las condiciones y necesidades de cada paciente. También se debe reducir la ingesta de líquidos. Asimismo, se debe evitar el consumo de alcohol y tabaco. El consumo de cafeína tampoco es recomendable, por lo que se deben evitar bebidas como el café o los refrescos de cola.
El uso de determinados fármacos, como son los antiinflamatorios, no es recomendable, ya que son los causantes de la alteración de la tensión arterial.
Se deben evitar las infecciones, por ello es de vital importancia que los pacientes estén vacunados, tanto de la gripe como de neumococo. A su vez, y teniendo en cuenta la situación epidemiológica mundial actual, una adecuada higiene de manos, el uso de mascarillas, así como guardar la distancia social, se antoja fundamental para minimizar en lo máximo posible el riesgo de padecer una infección por coronavirus.
Por tanto, en la insuficiencia cardiaca se requiere una participación activa, tanto de los profesionales sanitarios como del propio paciente y de su entorno, con el objetivo de un adecuado control de los factores de riesgo y un rápido reconocimiento de los signos y síntomas de gravedad de la insuficiencia cardiaca.
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