Tabaquismo pasivo

Y llegó la Semana SIN Humo, la número XXIII, con su Día Mundial sin Tabaco el pasado 31 de mayo. Siempre se aprovechan estas fechas para recordar a la población la importancia de abandonar la adicción tabáquica, por los propios fumadores y por aquellos que no lo son.

Se espera en breve una nueva legislación que dificulte el acto de fumar en espacios comunes, aunque sean exteriores, sobre todo donde hay población más vulnerable, como niños y embarazadas; por eso, este mes el artículo va de tabaquismo pasivo.

Se estima que la muerte anual, en todo el mundo, a causa del tabaco es de ocho millones de personas; de estas, un millón corresponde al tabaquismo pasivo, personas no fumadoras, que respiran el mismo aire que un fumador activo.

Es de sobra conocido que el consumo de tabaco es la primera causa de muerte evitable en los países desarrollados; no lo es tanto que el tabaquismo pasivo es la tercera causa de muerte evitable en estos mismos países, afectando principalmente a las mujeres embarazadas, los niños y las personas con enfermedades crónicas.

La combustión de tabaco presenta una corriente primaria, la que inhala el fumador y se estima en un 25 %, y una secundaria, a través del humo de la combustión del propio cigarrillo, los poros del papel y lo que deja escapar el fumador por la boca en el momento de la inhalación, que supone un 75 %; esta corriente secundaria es la que contamina el aire y afecta a los no fumadores, que de esta manera se convierten en fumadores pasivos.

Cerca de 4.500 sustancias son emitidas al ambiente en el acto de fumar, más presentes en la corriente secundaria que en la primaria, siendo las más importantes el monóxido de carbono, la nicotina, las nitrosaminas, los alquitranes… y todas pueden afectar negativamente a la salud de personas no fumadoras del entorno de un fumador.

Los efectos adversos del tabaquismo pasivo alcanzan al feto (abortos), al recién nacido (muerte perinatal, bajo peso, muerte súbita), a la embarazada (patologías de la placenta), a los niños (enfermedades respiratorias y alergias), a los enfermos crónicos (complicando sus patologías previas) y a las personas sanas (aumentando la probabilidad de un cáncer de pulmón, una EPOC o una enfermedad cardiovascular).

Es muy importante que el fumador sea consciente del perjuicio que causa al no fumador, y sea fiel cumplidor de la nueva ley que protegerá los derechos de los no fumadores.

Espero que este artículo pueda servir para aclarar dudas, sobre los derechos de los no fumadores a respirar aire libre de los contaminantes del tabaco, como una forma más de cuidar su salud.

Dra. Montserrat Bustamante
Médico de Familia. Centro de Salud Eloy Gonzalo

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