Los negocios que se lleva el 2020 en Chamberí

La papelería Salazar y Calzados Cantero, dos "clásicos" del distrito que bajan la persiana

Desde hace tiempo las dueñas de la Papelería Salazar anunciaban que el final estaba cerca. Durante años, Fernanda y Ana Martínez Salazar han regentado este negocio que ha visto crecer a cuatro generaciones, logrando convertirse en la papelería más antigua de Madrid y la segunda de España. Sin embargo, la falta de relevo generacional y estos últimos meses en los que han estado cerrados han precipitado el cierre. Salazar, ubicada en la calle de Luchana 7, es, sin lugar a dudas, uno de los negocios más emblemáticos de Chamberí. Su historia se remonta al año 1905 cuando esta empresa familiar abrió sus puertas como un estanco donde vendían sellos, papel de liar y tabaco. Poco a poco, las plumas le fueron ganando terreno a los cigarrillos y en 1920 instauraron la papelería actual con la venta de tampones, tinta y secantes.

Al entrar te transportas a otra época gracias a su mobiliario de la década de los 50 que fue restaurado en 2017. Y lo mismo ocurre con su catálogo donde es posible encontrar objetos que parecían olvidados como huchas en forma de muñecas con las que se recogía el Domund, carpetas de legajo y gusanillo, identificadores de libros, juegos reunidos, estuches de madera, recortables o libros de visita y contabilidad. Los nostálgicos verán que aquí las cuentas también siguen haciéndose de forma manual.  

Ana y Fernanda explican que ahora están tratando de vender todo el material que todavía tienen en su almacén. En agosto cerrarán por vacaciones y en septiembre volverán a abrir, para a lo largo de ese mes clausurar el establecimiento de forma definitiva. El destino del local todavía es un misterio. A sus dueñas les gustaría traspasarlo para que el negocio no muera después de su jubilación y evitar así que Chamberí pierda un pedazo de su historia.

Los zapatos más famosos de Chamberí bajarán la persiana en otoño

Lamentablemente Salazar no es el único negocio tradicional que cerrará sus puertas este 2020 en el distrito. Calzados Cantero también ha anunciado que el próximo otoño cesará su actividad, de forma que este verano será el último en el que está clásica zapatería, ubicada en la Plaza de Olavide, venderá sus tradicionales alpargatas que han vestido a miles de madrileños. En septiembre tienen intención de sacar con precios especiales todo el material que no han podido vender durante los meses en los que han estado cerrados y en noviembre bajarán la persiana.

El parón derivado de la emergencia sanitaria les ha supuesto dejar de ingresar cerca de 40.000 euros a lo que se suma “todo lo que hay que pagar”, apunta el encargado Diego García. El daño económico producido por el coronavirus y la falta de efectivo han determinado el cierre que afecta a los tres trabajadores de la zapatería, aunque Diego lo acepta con optimismo porque él está cerca de la jubilación y cree que los otros dos empleados podrán encontrar trabajo en un tiempo.

El interior del local cuenta con una trastienda y en la parte de abajo existe una cueva de 70 metros donde todos estos años ha servido de almacén. Su historia no dista demasiado del caso de la papelería Salazar. La propietaria, Catalina Blanco, compró el local en 1956 junto a su marido José Cantero, quien da nombre al negocio. Tras enviudar en 1989 y reorganizar el comercio, Catalina trabajó hasta los 96 años. El mes pasado cumplió 99 y Diego bromea cuando mucha gente le pregunta si se trata de su madre porque llevan juntos toda su vida. Él entró a trabajar a los 14 y no duda en afirmar que ha tenido “a la mejor jefa del mundo”, una mujer “buena con sus clientes y sus amistades”.

El paso de los años ha hecho desaparecer a gran cantidad de los negocios tradicionales del distrito. La digitalización, la proliferación de las franquicias y el impacto económico del coronavirus han hecho mella en muchos de ellos. A pesar de esto, un rayo de esperanza también se ha colado estos días con la reapertura de la centenaria Bodega La Ardosa, que ha vuelto con algunas novedades y con ganas de seguir sirviendo las mejores patatas bravas de Madrid.