Chamberí es uno de los mejores distritos de la capital para vivir. No lo decimos nosotros, sino los propios chamberileros. Al menos así se desprende de los resultados de la última Encuesta de Calidad de Vida y Satisfacción con los Servicios Públicos de la Ciudad, que acaba de publicar el Ayuntamiento de Madrid y en la que los vecinos valoran con un notable alto tanto la satisfacción de vivir en el distrito como su calidad de vida. Unos datos similares a los obtenidos en Salamanca o Chamartín, otras de las zonas que mejores notas sacan de la capital.
Chamberí es además uno de los distritos con mayor sensación de seguridad, tanto de día como de noche, y entre los servicios mejor valorados por los vecinos se colocan los bomberos, el SAMUR y los autobuses de la EMT.
No todo es perfecto, claro. En la encuesta municipal, los chamberileros señalan la escasez o el alto precio de la vivienda como el principal problema del distrito; tras este se sitúan la falta de limpieza y los atascos, que eran el mayor quebradero de cabeza en el sondeo de hace dos años. A estos hay que sumar los ruidos, que, aunque son considerados por los vecinos en el séptimo lugar en cuanto a preocupación vecinal, lo hacen en un porcentaje muy superior al de la ciudad en general y también al del resto de distritos, incluidos los que más los señalan como problema. No es de extrañar pues que el control de ruidos se lleve uno de los dos únicos suspensos en cuanto a la labor municipal en estas calles.
Volviendo a la falta de limpieza, este mes la Asociación Vecinal “El Organillo” denuncia en nuestras páginas la acumulación de basuras en distintos barrios del distrito. De ella dan cuenta en un largo listado de anotaciones, y de ella responsabilizan en parte a los vecinos incívicos, pero sobre todo a los comercios de dichos puntos negros y también al Ayuntamiento de Madrid, por la escasez de efectivos y la mala planificación horaria de las recogidas. La veterana asociación vecinal propone que se refuerce el número de operarios, se vigile la recogida del cartón y vidrio y aumenten las inspecciones a los comerciantes y las campañas de concienciación. Medidas todas ellas ya recomendadas anteriormente y de sentido común. Entretanto, el Ayuntamiento sigue tratando de convencer a los vecinos de que tener una ciudad limpia es cosa de “magia”. En fin.
Otro problema que se encalla cuando parecía ver la luz es la recuperación de Velintonia. La que fuera durante décadas morada de la poesía y del nobel Vicente Aleixandre, tendrá que esperar hasta la celebración de una nueva subasta pública –la tercera– para dilucidar su futuro. La disputa entre los herederos del poeta y el tardío interés del Ministerio de Cultura por participar en la compra de la vivienda, cuando parecía que la Comunidad de Madrid adquiriría el inmueble, ha alargado un proceso largo y penoso y que, de momento, sigue sin un final claro. En el horizonte, el 50ª aniversario de la concesión del Nobel, y el centenario de la Generación del 27. Soluciónenlo ya.
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