Infancia, la “edad dichosa” a través de los ojos de Joaquín Sorolla

La nueva exposición en el Museo de General Martínez Campos reúne 44 obras del artista hasta el próximo 19 de junio


Los niños fueron, junto a la luz, el mar o el brillo de los colores, otro de los elementos característicos de la pintura de Joaquín Sorolla. La representación de la infancia acompañó al pintor valenciano durante toda su carrera, de forma que a través de sus cuadros es posible descubrir los retratos de su familia, la aristocracia y la burguesía, pero también de aquellos menos afortunados, a quienes refleja con la misma dignidad a través de sus trazos, para mostrar al mundo esa otra cara menos amable de la niñez.

Bajo esta idea, el Museo Sorolla (General Martínez Campos, 37) ha presentado su nueva exposición, titulada ‘La edad dichosa. La infancia en la pintura de Sorolla’, que ya está abierta al público y se podrá visitar hasta el próximo 19 de junio. Está compuesta por 41 cuadros y tres dibujos, 19 de los cuales proceden de las colecciones del museo y 25 de otras instituciones y particulares.

Comisariada por las conservadoras de este espacio, Sonia Martínez Requena y Covadonga Pitarch Angulo, la muestra tiene el objetivo de ahondar en la representación del niño en los trabajos del artista, ya que, a pesar de ser una figura recurrente en las obras con la que consiguió sus mayores reconocimientos, así como sus grandes éxitos comerciales, todavía no se había realizado una aproximación sistémica.

Enmarcado en el universo de la infancia de la España de entresiglos, el recorrido está organizado en tres secciones: ‘El centro de la familia’, ‘El mundo de los niños’ y ‘La otra infancia’. Así, las obras propuestas comienzan la narración en el núcleo de la intimidad familiar, donde destaca su inagotable fuente de inspiración. Aparecen representados los propios hijos del pintor, María Clotilde, Joaquín y Elena y, en obras como ‘El primer hijo’ o ‘Madre’, Sorolla refleja el nuevo concepto de maternidad impuesto durante el siglo XIX.

Escenas cotidianas

En la segunda parte de la exposición también se abre paso el ámbito infantil, a través de escenas a las que la realidad de la época comenzó a dar importancia. Aquí las pinceladas del artista desvelan tardes de juego o estudio y, como es característico en su pintura, momentos de diversión disfrutando del agua. Uno de los cuadros más conocidos de este periodo es ‘La hora del baño’.

Finalmente, la muestra concluye con unas escenas más oscuras, donde da voz al trabajo infantil y al desamparo de los niños de las clases más populares. En ellas aparecen niños enfermos y más humildes que, en ocasiones, se vieron obligados a dejar de lado su infancia, para contribuir al sustento de sus familias. No obstante, sus pinturas no tratan de actuar como crítica social, sino que simplemente les retrata realizando diversas tareas manuales, como, por ejemplo, la pesca. Una prueba de ello son ‘La limosna’, ‘El baño, estudio para ¡Triste herencia!’ o ‘Cabeza de niño en lecho’, una obra que se presenta por primera vez en esta exposición.

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