El Parque Móvil se comenzó a construir inmediatamente después de la Guerra Civil, sobre los años 40, y se terminó en los 50. Se concibió para guardar y arreglar los coches oficiales del régimen franquista, y la Colonia San Cristóbal se ideó como residencia para sus trabajadores. Al principio, los servicios estaban destinados únicamente a los empleados del Parque Móvil, pero muchas veces vecinos de Chamberí o de Tetuán compraban suministros en el Economato, asistían a las sesiones continuas del Cine Apolo o acudían a misa en la Parroquia de San Cristóbal. Este ambiente de residente y visitantes le otorgó un estatus de pueblito, con su propia idiosincrasia, en pleno corazón de Madrid. Blanca Gómez, maestra de profesión y vecina del Parque Móvil, cuenta cómo fue su infancia en este oasis madrileño: “Yo nací en la escalera 50, porque mi madre trabajaba aquí como contable. Nos costó mucho conseguir una vivienda, porque había una lista de espera de más de 2.000 personas. Según el número de hijos que tuvieras te daban una casa u otra. Nosotros éramos siete, por ejemplo. Yo estaba todo el día jugando con mis hermanos en la calle. Antes no había coches y todo el terreno era nuestro. Desgraciadamente, ahora es al revés: los niños no pueden jugar, porque hay coches. En mi época, los coches sólo podían pasar en el Día de San Cristóbal, para que el cura los bendijese. Nosotros jugábamos en Bravo Murillo sin ninguna preocupación. Y tampoco había puertas. Las que hay ahora se hicieron tras los atentados de ETA”.
Actualmente, Blanca participa en la Casa de Cultura de Chamberí, ubicada dentro de la mancomunidad de San Cristóbal, y nos pone en contacto con Óscar Álvarez, que también pasó su infancia en la Colonia y ahora gestiona el espacio de la Casa de Cultura: “Yo vivía enfrente del Cine Apolo; venía con mi madre a comprar el aceite a granel, con unos émbolos en el Economato; mi abuela y después mi madre venían a misa a la Parroquia de San Cristóbal, y mi abuelo fue acomodador del cine. Antes había muchos cines de barrio: el Cartago, el California, el de Arte y Ensayo... pero todos cerraron con el tiempo. Sólo se conservan los Verdi y la Sala Berlanga, pero ya no es lo mismo. En aquel momento, los sueños venían a través del celuloide de sesión continua, desde las cuatro hasta las seis o con los tranvías y los autobuses de dos pisos”. Por último, entrevistamos a Juan Carlos Villarrubia, presidente de la mancomunidad: “Yo también nací aquí, en la Colonia San Cristóbal, y reitero que tuvimos una infancia llena de luz. Vivimos la época de la inocencia durante el desarrollismo de los 60. La mancomunidad tiene una estructura especial, con muchos espacios comunes, que hacen la función de patios de reunión. Somos unos 3.000 vecinos y entonces, sin coches, era toda una gozada. Había unas estupendas instalaciones deportivas. De aquí salieron deportistas de elite como Juan José de la Casa y José Ginés, que fue el primero en hacer el cristo en las anillas. O la gran coreógrafa Concha Cerezo”.
Defensa del Parque Móvil
En relación con la Colonia San Cristóbal, nombre escogido por ser el patrón de los conductores, hay que traer a colación la defensa del Parque Móvil por el valor arquitectónico que comporta. El Grupo en Defensa del Parque Móvil y la Mesa de Espacio Urbano y Medio Ambiente, junto con el Foro Local de Chamberí, se puso en contacto con la Administración para que no se especulara con este espacio. Miguel Rodríguez Morales (sociólogo) y María Unceta (periodista) son miembros del Grupo de Defensa del Parque Móvil y junto a varios expertos explican así la polémica: “Somos de Chamberí y sabemos que existen expectativas urbanísticas desde el año 2013. Tenemos escritos que evidencian que el Parque Móvil se considera un área de aprovechamiento urbanístico. Nosotros no defenderíamos el parque, sino estuviera en peligro. Lo único que está protegido es la rampa de acceso y el lucernario. Se planteó un presupuesto muy lucrativo por parte del Gobierno anterior con 46 metros cuadrados de nuevas oficinas, si se destruyeran algunas instalaciones del complejo. Resaltamos que es un conjunto de edificios interesantes y que se encuentran en buen estado de conservación. Además, se invirtió dinero público hace 10 años, por lo que se podrían construir talleres de reparación de automóviles, residencias de estudiantes, escuelas profesionales o cualquier tipo de espacio de uso público, porque el coste ecológico de derribar 70.000 metros cuadrados sería un cataclismo. Desde nuestro punto de vista es más sencillo, y menos costoso, reutilizar dichas instalaciones que están siendo infrautilizadas en este momento”.
“En el Plan General del 85, los Servicios de la Administración lo calificaban para que no existiera la posibilidad de edificabilidad lucrativa. Sólo se justifica su derrumbe por la sutura de la trama urbana, pero en realidad, esta infraestructura puede utilizarse para crear un modelo de ciudad diferente. Además, es un conjunto que representa la arquitectura industrial de la época y sólo por eso debería conservarse. Tiene un diseño muy especial, con un tipo de modernismo que sólo puede compararse a la fábrica de Fiat de principios del XX en Turín, según nuestro grupo de arquitectos e ingenieros. En el 2013 y 2014 hubo un intento de desproteger la rampa, avalado por el ansia especulativa de una promotora. Por eso rogamos que se incluya en el catálogo de edificios protegidos de la Comunidad de Madrid y que se considere un bien de interés cultural. Se puede proteger y reutilizar manteniendo la estructura. Incluso se puede plantear su autogestión, como se hizo con el antiguo Matadero”. En definitiva, el Parque Móvil y su Colonia San Cristóbal tienen mucha historia que contar aún, y en nuestras manos está que la conozcan sus vecinos y el resto de madrileños. No dejemos caer en el olvido parte de nuestra memoria, que es lo que nos ha convertido en lo que somos: uno de los barrios más de moda del new life style madrileño. 
2 comentarios