‘Minutos en Compañía’, un programa para que los mayores no se sientan solos

Servicio telefónico impulsado por el Ayuntamiento y la empresa social Adopta Un Abuelo

El Ayuntamiento de Madrid y la empresa social Adopta Un Abuelo –creada en el año 2014 y que tiene su sede en la calle de Modesto Lafuente, 49− lanzaron el pasado 26 de marzo el programa ‘Minutos en Compañía’, para que las personas mayores, aisladas durante este periodo de confinamiento, se sientan acompañadas telefónicamente llamando al número gratuito 91 949 01 11, donde son atendidas por voluntarios, que hablan con ellos desde su domicilio, en cualquier punto de España.

Ta y como explica Alberto Cabanes, fundador y CEO de Adopta Un Abuelo, “la idea surgió porque al estar todo cerrado, y no poder realizar nuestras actividades de acompañamiento presencial, se nos ocurrió montar un call center profesional para seguir en contacto con los abuelos, ya que todo el mundo tiene un teléfono y era la solución más sencilla. Así que le transmitimos la propuesta al Ayuntamiento y se puso en marcha”.

En el tiempo que lleva operativo el servicio, que funciona de lunes a domingo de 10:00 a 19:00 horas, “hemos recibido unas 4.500 llamadas y ya contamos con 300 voluntarios en activo e incluso tenemos lista de espera”, asegura el fundador de esta empresa social, quien anima a las personas mayores a que llamen y participen así en esta iniciativa, a la que también se va a sumar la Comunidad de Madrid.

A la hora de valorar la experiencia, Alberto Cabanes subraya que “está siendo muy positiva, porque se está creando un gran vínculo entre los voluntarios y las personas mayores, que al inicio de la mayoría de las conversaciones nos transmiten que tienen mucho miedo al contagio y sienten impotencia y rabia, pero finalmente acaban en risas, que es la mejor medicina en estos momentos”.

Escuchar y dar amor

Davinia Márquez es una de las voluntarias que participa en este programa y que lleva en la empresa social desde octubre del año pasado, cuando adoptó a una abuela: Inés. Ahora, desde su casa en Barcelona atiende llamadas de las personas mayores que se sienten solas y necesitan hablar: “Las conversaciones son mágicas, es algo que no se paga con dinero. Lo han dado todo por sus hijos y ahora también se lo merecen ellos. Escucharles, compartir, darles amor y quitarles ese miedo que tienen es una sensación increíble”.

Además, explica que “cada abuelo tiene un mensaje que darme. Me enseñan mucho y son muy agradecidos y especiales, así que estoy encantada con este programa, en un momento que no es fácil para nadie, donde la vida se ha parado y ellos nos necesitan”.