La hostelería del distrito cuenta desde hace unas semanas con una nueva baja de entre sus prolíficas filas, y no una cualquiera: la antigua taberna del Dos de Sagasta, ubicada en ese número de esa vía del bulevar chamberilero, ha echado el cierre, según contaba Abc el pasado enero.
Abierto desde 1880, el Dos de Sagasta era el bar más antiguo del distrito y había sido fundado por Pedro López Arias, un gallego que legó a sus descendientes este local sin concesiones a las modas: una taberna antigua de fachada roja con un rótulo con la palabra “Vinos”, tan sencillo como su propio nombre comercial y sin prometer nada más que lo que daba: la caña o el estupendo vermú casero, acompañados de una tapa de sobrasada o de Cabrales, o las preceptivas latas de mejillones o almejas.
El interior parecía una instantánea congelada en el tiempo: desde el suelo de terrazo a las paredes llenas de fotografías y cuadros, sin olvidar la vieja pizarra con carta de especialidades y raciones o la sempiterna barra metálica. Pocas mesas, poco espacio y mucho sabor castizo.
El Dos de Sagasta ha bajado definitivamente la persiana, y lo ha hecho como la subía desde hacía 142 años: sin el ruido que en los últimos tiempos acompaña a la hostelería chamberilera. Vaya un vermú por ellos.
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