Luis Antonio de Villena regresa a la poesía con 'Miserable vejez'

Se ha inspirado en vecinos anónimos para algunas de sus composiciones


A sus 73 años, Luis Antonio de Villena es ya “un viejo rebelde” que mira desde la otra acera a la idolatrada juventud, y reflexiona sobre “todos los lados” de la vejez en su nuevo poemario, Miserable vejez, que acaba de publicar Visor. “Del lado más triste, en que la vida se va achicando, pero también de los momentos históricos, de viejos ilustres o de personajes del barrio, porque en Chamberí hay muchos viejos·”, explica a este periódico el escritor, vecino del distrito desde hace décadas.

Miserable vejez es un libro lleno de melancolía, “pero no sombrío”, pese al contundente título. De Villena pensó en titularlo Arrabal de senectud, “un verso bonito de Jorge Manrique, pero Miserable vejez es como un puñetazo, una llamada de atención, porque hoy se habla de la vejez siempre en tonos positivos y no tiene tantos. Además de que luego la sociedad no cumple: a los viejos se les halaga de palabra, pero luego terminan en una residencia”, añade.

El escritor, que cuenta por decenas sus novelas, ensayos o traducciones, regresa de este modo a la poesía, “el hilo conductor de toda mi obra, como el tronco de un árbol del que luego salen muchas ramas”, explica.

El libro parte de una anécdota familiar, cuenta De Villena: “Una tía que se fue voluntariamente a una residencia, para estar acompañada. Allí vivió bien y mejoró, pero al año y medio estaba harta de las conversaciones de los viejos, y de qué le dolía a cada uno. Entonces le comente si no sería bueno que en esos sitios dejasen alguna habitación para otras personas más jóvenes, que tuvieran su vida pero luego cenaran con ellos y hablaran de sus problemas. 'Eso sería estupendo', me dijo”.

De ahí que el poeta, que ha trabajado dos años en el poemario, abogue por la cercanía entre la juventud y la vejez. “Eso sería muy provechoso, porque los jóvenes aprenderían, y el viejo renovaría su mirada sobre la vida”, señala. “Debería haber más diálogo entre ambas etapas, pero la sociedad tiende más bien a separarlos, e incluso a veces parece incorrecto, y si un mayor habla con jóvenes le llaman viejo verde. Eso es una estupidez”.

Mujeres tristes, parejas elegantes

Algunos de los 48 poemas de que consta la obra recuerdan, hablan o están inspirados en personajes del barrio. “Personas anónimas a las que conozco de vista, de ver varias veces por donde me muevo. Ni siquiera sé sus nombres, salvo el de una mujer solitaria, un poco inocentona, que viene a comer por aquí –Luis Antonio de Villena es asiduo a una cafetería de la plaza del Pintor Sorolla– y tiene siempre un aire de cierta tristeza. Y sé su nombre porque se lo escucho a los camareros”, añade. También recuerda a una pareja, “un hombre mayor y otra señora, vestidos elegantes pero como de hace 30 o 40 años, muy dignos, que iban haciendo el paseíto. A esos hace mucho que ya no les veo”.

Para acabar, este enamorado de la juventud reconoce que aún cabe hallar belleza en la vejez. “Puede haberla, pero es evidentemente muy distinta. Pero si uno sigue apasionándose por algo, incluso sensualmente, si ve una mujer guapa y le llama la atención, o habla con ella... Simplemente esa atracción, ya mejora la calidad de vida”, concluye.


  Votar:  
Resultado:5 puntos5 puntos5 puntos5 puntos5 puntos
  1 voto

Deje un comentario

Para dejar su comentario identifíquese o regístrese.