Temporada de verano

Hace unos días comenzó oficialmente el verano. En nuestro caso, para vivirlo como se merece, hemos hecho algo muy madrileño (y diría que incluso de Chamberí): ir a la piscina, concretamente a la del distrito (Canal de Isabel II).

Este primer chapuzón ha significado un momento de reencuentro con aquellos usuarios que conoces, la mayoría sólo de vista, de otros años. También de investigación social: qué libros se leen (sigue habiendo importantes lectores y en papel), cómo de esculpidos están los cuerpos o qué conversaciones-tipo se mantienen.

La llegada del verano supone siempre algo, sobre todo, las vacaciones que se acercan, los días continuados de ocio, el recuerdo de los sueños de juventud y los libros que leer, entre otras cuestiones importantes. Es el fin de lo ordinario y el comienzo de lo posible.

En nuestro caso, hay mucho de nuevo, como el carrito de la niña, el primer baño en la piscina infantil y el no poder tirarte a descansar en la toalla o bañarte durante un tiempo casi ilimitado como antes.

El verano vuelve un año más, con ese deseo que empuja, como lo ha hecho siempre, a disfrutar y desconectar. Aunque no todo es igual. Nosotros no somos los mismos, ya que durante estos meses la vida nos ha dado en muchos aspectos y quitado en otros. Sin embargo, volveremos a intentar sentir e imaginar como si nada hubiese cambiado, como cuando éramos ingenuos e idealistas adolescentes. Eso es también el verano.

Ignacio Salinas Casanova


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