¿Qué tienen en común Giorgio Moroder, Las Vampiras Lesbos, el color de los estados de ánimo y el legendario ave fénix? La respuesta, a primera vista imposible, hay que rastrearla desde España hasta México, desde una generación de humildes modistas hasta los talleres de Agatha Ruiz de la Prada o Jesús del Pozo. ¿Aún no lo habéis acertado? ¿Y si os digo que se trata de uno de los diseñadores más talentosos de toda España y Latinoamérica, un habilidoso funambulista de la moda que hace equilibrios entre el clasicismo y la más desatada radicalidad, y que encima abrió la pasada Mercedes Benz Fashion Week con un desfile que puso en pie a todos los presentes? Ahora sí. Él es Juan Carlos Mesa, director de la pujante firma Maison Mesa y una de las mentes creativas más desenfadadas de nuestro país.
La suite del Nyx Madrid Hotel donde nos encontramos, con sus espacios diáfanos y su decoración vanguardista, parece el escenario ideal para esta charla. Mesa, con su encanto habitual, comienza comparando su oficio con el mío. “Ambos nos dedicamos a lo mismo”, me dice. “Yo soy, por encima de todo, un comunicador. Es lo que hago en mis desfiles y lo que me apasiona: contar historias”.
Lo dice con una humildad impropia de quien ha trabajado para todas las grandes compañías de la industria, desde Inditex a Cortefiel, y puede presumir de tener como maestros a Agatha Ruiz de la Prada –“la reina del color”- y Jesús del Pozo –“el rey de los matices”-, a los que considera “genios indiscutibles”. Me pregunto si el oficio de contador de historias a través de la moda lo aprendió de ellos. "No solo a través de la moda", explica Mesa. “He diseñado desde bolsos y joyería hasta... ¡tablas de snowboard! Se trata de ampliar los horizontes y estar en contacto con otras disciplinas, asociarnos, nunca dejar de aprender de otras áreas creativas. ¡Como la gastronomía! Para una de mis colecciones, cuyo desfile de presentación tuvo lugar en plena calle en Madrid, todos los restaurantes cercanos diseñaron una tapa inspirada en nuestra obra”.
La colección de la que habla llevaba por nombre Energy, pero... retrocedamos un momento. Viajemos en el tiempo hasta su primera colección, que recordaba a las repeticiones formales y filigranas estilísticas del artista húngaro Victor Vasarely, considerado el padre del Op Art -o Arte Óptico-, que jugaba astutamente con las ilusiones visuales. Aquella primera colección de Mesa tomaba su nombre prestado a la canción de Giorgio Moroder: From here to eternity. “De aquí a la eternidad, ¿hay un deseo mejor para arrancar? Moroder era un genio que supo combinar música electrónica con música de baile. Cogió dos cosas clásicas y las combinó. Eso es lo que yo busco en mi arte. Si está todo inventado, afortunadamente, ¿por qué no vamos a jugar como bestias con todo eso que ya existe?”.
Ese juego del que habla dio paso a su segunda colección, Energy, que inundó las pasarelas con sus amarillos limón, turquesas y mandarinas. Energy supuso, además, otro paso adelante en su afán por explorar las relaciones entre las prendas que vestimos y su relación con la psicología humana. “Energy fue un estudio sobre cómo influyen las formas, colores y materias sobre el estado de ánimo de las personas. Quisimos presentarlo en pleno julio y al aire libre, organizando una pasarela de más de un kilómetro en pleno centro de Madrid. Era una apuesta arriesgada, casi suicida, pero quisimos llevarla a cabo para que pudieran acercarse todo tipo de espectadores y hacerles partícipes de un arte que, pese al elitismo que a menudo se destila, también les incumbe a ellos”.
A continuación llegó el turno de Las Vampiras Lesbos, el trabajo en el que Maison Mesa plasmó definitivamente una de sus obsesiones más recurrentes: la de representar a un tipo de mujer poderosa, consciente y orgullosa de sí misma, que se niega a someterse al dictado de ninguna moda ni, ¡mucho menos!, de ningún hombre. “Las Vampiras Lesbos coge prestado el nombre de la película de Jesús Franco, con Soledad Miranda y Dennis Price entre otros. Llegó a España como Las Vampiras a secas, porque siendo de 1971 aún había censura. Con esta colección quise rendir homenaje a la mujer que a mí me gusta: todas. Me gustan de todos los colores, tallas y razas, con tres brazos o con ocho piernas, ¡todas! Lo que me parece intolerable es que a estas alturas se infantilice a la mujer, que se las trate como a niñas o a objetos. Ese machismo cruel que en muchos ámbitos sigue operando está, ahora más que nunca, fuera de lugar”.
Lo cual nos lleva a su última colección, Four seasons of phoenix, que Mesa presentó en un abarrotado Circo Price como acto de apertura de la Mercedes Benz Fashion Week 2019-2020. Se trata de un apasionante espectáculo en el que la moda sirve a una narración que tiene como objeto retratar las edades de la mujer. El escenario no podía ser más adecuado para un creador que en su obra busca el espectáculo y tiene el show por bandera. En esta ocasión contó con la inestimable colaboración de Mariola Fuentes, chica Almodóvar y artista de los pies a la cabeza, quien personificó en el escenario la evolución de la mujer. Y lo hizo, además, imponiendo su desparpajo y naturalidad ante las modelos profesionales que la rodeaban. “Nunca he creado basándome en temporadas, pero concebimos esta colección como una forma de entremezclarlas todas y verlas progresar ante nuestros ojos. Arranca en primavera, que es la estación en el que florecen las flores y nace la vida. Parte de vestidos llenos de pureza, blancos, tejidos ligeros, y va transformándose hasta que llega el invierno y se alcanza una plenitud, que es como entendemos la vejez. Es una edad en la que puedes hacer lo que quieras, hablar sin tapujos, liberarte de las cadenas. Poder echar la vista atrás con la cabeza bien alta, sí, pero también mirar al frente para seguir caminando”.
Maison Mesa, no cabe duda, es una firma que defiende a ultranza a la mujer moderna. Su misión es la de encontrar soluciones creativas para las necesidades del vestir. “Ese es el planteamiento con el que arranqué”, explica. “Para las mujeres contemporáneas la cosa estaba un poco perdida. Cuando cambiamos de siglo se produce un punto de inflexión y creo que éste es un momento de cambio de lenguaje. Las normas de antes ya no se aplican. No puedes pedirle a una mujer que se adapte a tus dictados, sino ser tú quien se adapte a los suyos”.
Este espíritu feminista le viene desde pequeño, cuando creció rodeado por una familia de modistas -lo eran su madre, su abuela y su bisabuela-, mujeres a las que veía trabajar a destajo, casi siempre por un sueldo indigno pero con una voluntad inquebrantable y un infinito amor por su oficio. En aquel humilde barrio de Madrid, soñar con focos y pasarelas era poco menos que una quimera, pero la artesanía y dedicación de aquellas mujeres son hoy para Mesa un motivo de orgullo y su labor la que engrandece este oficio. “Ellas son mi mayor inspiración. Es a ellas, mujeres de verdad, a quienes quiero acercar la moda”.
Juan Carlos Mesa es inspirador y cariñoso, un contador de historias con una desbordante creatividad al servicio de un discurso moderno y alentador. Nos despedimos con un sentido abrazo y prometemos volver a vernos pronto. En las pasarelas o en las calles. En España o en México. En cualquier sitio, supongo, donde exista una historia que merezca ser contada.
Fotos: Javier dlarossa
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