Nostalgia de Chu-Lin

Este Madrid, siempre tan acogedor, tiene desde hace unos días dos nuevos vecinos, de origen chino y que han sorteado el recalentado mercado inmobiliario yéndose de alquiler a un chaletazo en la Casa de Campo, con jardín y comodidades de un cinco estrellas. Se llaman Jin Xi y Zhu Yu, tienen tres años, y son la nueva pareja de osos panda gigantes del Zoo de Madrid. A finales de mes, cuando concluya su periodo de adaptación, serán presentados en sociedad.

La noticia ha ocupado algún espacio en los telediarios, que no todo va a ser zoo del político. No obstante, parece poco probable que la puesta de largo de los plantígrados recupere el gris boato del de aquella primera pareja de pandas, que llegaron a Madrid en 1978 como un regalo del gobierno chino a los reyes de España.

Cuatro años después, la hembra Shao Shao daba a luz mellizos, lo que supuso un acontecimiento mediático y científico de interés mundial, al ser las primeras crías que nacían en cautividad en Europa. Sólo sobrevivió el macho, bautizado Chu-Lin –“tesoro entre bambúes”– e inmortalizado por Enrique y Ana en un hit infantil ochentero que hoy es imposible escuchar sin tener a mano epinefrina.

De la noche a la mañana, el ya castizo “Chulín” se convirtió en la estrella del momento, si acaso rivalizando con Copito de Nieve, que desde Barcelona reeditaba el clásico futbolero por la vía animal; el zoo de Madrid batió récords de visitas para ver al panda gigante, y su nombre quedó incluido en el Guinness como el animal más caro del mundo, con un precio estimado de más de un millón de libras. A los tres años, se le descubrió un extraño tipo de diabetes y se le sometió a un escáner en la Clínica Ruber, gracias a un permiso especial de las autoridades sanitarias y a la mediación del alcalde Tierno Galván.

“El ídolo de los niños”, como tituló ABC, falleció en 1996, y aunque después el Zoo ha albergado más parejas y han nacido hasta siete crías de panda, ninguna ha alcanzado el carisma ni la repercusión de “Chulín”. También son otros tiempos. No me extrañaría que hoy, si Jin y Zhu nos trajeran otro panda madrileño, los hits se volvieran memes, los animalistas despistados organizaran manis contra su cautividad y, si por mala ventura, tuvieran que examinarle en la Ruber, alguno le pusiera a parir por no ir a la sanidad pública.


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