Vendiendo lentejas y garbanzos, el doctor Ingeniero de Minas Félix Cañada Guerrero comenzó una colección de arte. La galería “extensa y ecléctica”, como la describe la Directora del Museo, Carmen Díaz, se inauguró en el 2008 gracias a una primera donación de 50 obras que ha ido ampliándose año tras año hasta alcanzar las 535 que la forman en la actualidad. Este acontecimiento dio origen al Museo Félix Cañada, un espacio con un gran potencial artístico que continua siendo un gran desconocido para muchos vecinos de Chamberí.
A la edad de 17 años, el ingeniero, perteneciente a una familia fuertemente vinculada con el arte, adquirió en Madrid el retrato de una anciana por cinco pesetas. Así, fue creando una colección con una línea expositiva clara: el criterio que lo ha guiado a lo largo de los años ha sido la belleza. Pasado el tiempo, la intención era que la colección se mantuviese reunida y no se dispersase, ya que de alguna manera Félix Cañada “nos ha entregado su vida a través de las diferentes obras y cada una encierra la historia de un momento determinado de su vida”, destaca Díaz.
Panorámica del interior del Museo, en la calle de Alenza, 1.
Ubicado en la calle de Alenza 1, la Fundación Gómez Pardo alberga en su interior esta exposición cuyo objetivo primordial es “contribuir a la formación humanística de los universitarios, especialmente de los alumnos de la Escuela de Minas”. Bajando unas escaleras se accede a este espacio concebido con carácter de casa museo, donde todos los elementos que lo integran son donaciones de Cañada. Las obras están organizadas en 11 áreas expositivas en las que figura una amplia variedad de manifestaciones artísticas, desde el siglo XI hasta nuestros días.
Este año, con motivo de la celebración del noveno aniversario que se cumple este mes de diciembre, el museo tiene programadas varias actividades de promoción. Durante las próximas semanas se llevará a cabo una jornada de puertas abiertas y la inauguración de una exposición temporal con obras dedicadas a la pintura religiosa procedentes del Museo Casa de las Bolas de Aranda de Duero, en Burgos. Para la directora, se trata de una galería que “está en el barrio y su ambiente invita a reflexionar, pensar y evadirte”, por lo que su intención es que los vecinos “se acerquen y lo conozcan”.
Otro de sus proyectos consiste en impulsar una apertura hacia la infancia y el mundo juvenil, debido a que la mayor parte de su público son adultos o jubilados: “Nosotros entendemos que desde muy niño hay que ir adquiriendo conocimientos acerca del arte de un manera didáctica y pedagógica”. Además, para Díaz, “vivimos en una sociedad en la que vamos corriendo sin detenernos y, a veces, necesitamos un espacio para pensar, paladear y degustar una obra de arte”.
Isabel Garrido
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