El 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. En España, por término medio, fallecen diariamente por suicidio más de 10 personas, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Más del doble de víctimas que por accidente de tráfico. El suicido sigue siendo en nuestro país la primera causa de muerte por motivos externos.
El tabú y el estigma que rodean a las conductas suicidas dificultan su prevención y añaden sufrimiento a los familiares y allegados. Como profesionales de la salud, pero también como ciudadanos, tenemos que estar atentos ante ciertas señales de alarma en personas susceptibles. Preguntar o abordar el tema del suicidio explícitamente ayuda a expresar sentimientos y a tomar las medidas necesarias y oportunas.
Es necesario desarrollar planes preventivos, como por ejemplo el que se ha instaurado en el Ayuntamiento de Madrid en 2023-2024. Tiene en cuenta tres niveles de prevención:
- Universal: dirigido a toda la población, promoviendo la salud mental a través de hábitos saludables y el autocuidado, desarrollando habilidades de afrontamiento ante el estrés y gestión favorable de acontecimientos vitales, previniendo situaciones de soledad no deseada y actuando desde los centros médicos de la Comunidad de Madrid para facilitar la participación y sociabilidad ciudadana.
- Selectiva: dirigida a la población que pueda presentar mayor riesgo de ideación y conducta autolítica: adolescentes y jóvenes, población anciana y al final de la vida, personas en duelo, madres en proceso de crianza y periodo perinatal, situaciones de estrés físico y psíquico, personas del colectivo LGTBIQ+, o personas que sufren desigualdades socioeconómicas. Es necesario disminuir el estigma y facilitar la búsqueda de ayuda.
- Indicada: para personas con signos evidentes de riesgo suicida o enfermedades asociadas a dicho riesgo. El objetivo es la detección precoz de estas situaciones y facilitar el acceso a los recursos de ayuda.
Por tanto, si tenemos a nuestro lado a alguien que nos hable de querer quitarse la vida debemos actuar, aunque para nosotros sea perturbador (es mejor actuar que no hacer nada). Debemos preguntarle sobre los motivos que le conducen a esos pensamientos de muerte o si los ha tenido más veces, si ha tenido ganas de rendirse o si ha pensado en hacerse daño y si posee armas u objetos para ello. Estas preguntas no provocarán una acción suicida, sino que ayudarán a la persona a expresarse.
Por último, resaltar la importancia de que todos estemos sensibilizados ante este problema y estemos atentos ante cualquier amenaza, pensamiento o intento de suicidio para acompañar y sobre todo derivar a las personas susceptibles a los profesionales adecuados para ayudarles.
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