Pilar Rodríguez, portavoz de la Asociación Vecinal ‘El Organillo’
“Intentamos llegar donde los recursos públicos no llegan, pero no recibimos respuesta de la Administración”
Laura Conde, 9 de abril de 2020
¿Cómo estáis viviendo la crisis sanitaria desde la asociación?
De manera preocupante, porque vivimos en un distrito con una población muy envejecida, y estamos frustrados porque nos hemos dado cuenta de que no hay un entramado social auténtico en casos como este. Por ejemplo, nosotros somos voluntarios del Ayuntamiento y nos apuntamos a una solicitud de la Comunidad de Madrid, pero no hemos recibido respuesta. Si como Administración no te apoyas en las entidades sociales en situaciones así…
Nosotros no competimos con los servicios públicos, sino que intentamos llegar donde sus recursos no llegan. Somos aliados, nuestro trabajo es complementario. Si nos hubieran acreditado podríamos haber llevado a cabo iniciativas solidarias, pero así somos ciudadanos comunes y estamos confinados igual que el resto. Como asociación, en este momento, somos invisibles.
¿Cómo es tu día a día durante el confinamiento?
Cada miembro de la asociación se está encargando de llamar a determinadas personas de una lista de mayores, que tienen o han tenido relación con la asociación. Por lo menos, les ofrecemos compañía y atención telefónica. Que sepan que hay gente que se está preocupando por ellos. Yo tengo como 10 o 12 personas a mi cargo, que son mi responsabilidad, y otros compañeros hacen lo mismo. A algunos les llamamos todos los días y a otros les llamamos una vez a la semana.
Eso sí, es curioso, porque muchos tienen hijos en el extranjero, con los que antes hablaban muy poco y que ahora les están llamando todos los días. Me alegra ver que cuando las cosas se ponen feas, la gente se pone las pilas. Al menos se están recuperando los lazos familiares. ¡Esperemos que esto dure!
¿Qué tal la relación con los vecinos, os estáis ayudando?
Sí, cuando vamos a comprar el pan nos llamamos para que solo vaya uno cada vez. El frutero de mi barrio les está llevando el pedido a domicilio a las personas de mayor riesgo, y su mujer les compra los encargos más urgentes del súper. Labores parecidas están siendo llevadas a cabo por comercios similares, los mercados municipales y otras galerías de alimentación.
Además, en la calle de Espronceda tenemos un ratito musical después de los aplausos para animar el ambiente.
¿Qué enseñanza crees que sacaremos tras el confinamiento?
Espero que esto sirva para que seamos más solidarios, que sepamos quiénes son nuestros vecinos, que compremos más en los pequeños comercios y, en general, para que sigamos haciendo barrio, porque son nuestras redes de apoyo más cercanas.
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