Falta aún para que Chamberí solucione algunos de sus problemas más enquistados, como las molestias ocasionadas por el ocio nocturno, o la falta de equipamientos y zonas de esparcimiento de las que adolece un distrito excesivamente colmatado; tampoco se han terminado de alumbrar importantes reformas como la que se está llevando a cabo en la Plaza de Olavide; la saturación hostelera y la falta de accesibilidad en muchas zonas son también obstáculos en los que aún tendrá que trabajar el distrito.
No obstante, este mes en ‘Chamberí 30 días’ hemos querido centrar nuestra portada en dos de las grandes citas culturales que pueden visitarse en estos momentos en la capital. Las dos están en el distrito, y ambas son gratuitas. En primer lugar, la exposición monográfica del fotógrafo Jordi Socias por su medio siglo de trayectoria profesional, que puede visitarse hasta el 21 de abril en la Sala Canal de Isabel II, en el Depósito Elevado de Santa Engracia, uno de los espacios expositivos más cautivadores de Madrid. La muestra recoge cerca de un centenar de instantáneas del fotógrafo barcelonés que sirven de memoria colectiva de las últimas décadas del XX y primeras del XXI, y por las que desfilan los retratos de Dalí, Almodóvar, Coppola, Norman Foster o Penélope Cruz o fotorreportajes sobre ciudades como París, La Habana o Fukushima.
La otra convocatoria llegaba hace unos días con la inauguración de la segunda gran exposición de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson desde su apertura, allá por octubre de 2019. La muestra, en colaboración con el Museo de Bellas Artes de Valencia, trae a la sede de Alcalá Galiano buena parte de las joyas de la pinacoteca valenciana, considerada una de las más relevantes de España. Una magnífica muestra que abarca desde la Edad Media hasta las primeras décadas del siglo XX y que incluye obras del Bosco, Juan de Juanes, Sorolla, Rubens, Ribera o Zurbarán, entre otros maestros, y que los chamberileros pueden contemplar con acceso libre hasta el próximo 14 de julio.
Estas dos recomendaciones refuerzan el panorama cultural de un distrito que pronto rendirá homenaje a Casto Fernández Shaw y su gasolinera Porto Pi, situada en Alberto Aguilera y pionera de la arquitectura moderna en España, con una placa informativa para quien no conozca la valía de esta construcción casi centenaria. Pero un distrito, también, donde se prolonga la agonía de la que fuera casa del Nobel Vicente Aleixandre, cuyo legado literario y vital será ahora recuperado en un documental que acaba de empezar a rodarse en Madrid.
La morada de la poesía ha respirado momentáneamente tras quedar desierta de pujas la primera fase de la subasta pública con la que los herederos del escritor pretenden deshacerse de ella. Unos herederos que han venido señalando la “falta de interés” de las administraciones públicas por adquirir el inmueble, mientras estas achacaban las altas expectativas económicas de los propietarios como argumento para no hacerse con ella. El último hilo de esperanza está en la invitación por parte de la Comunidad de Madrid al Ministerio de Cultura para colaborar en un proyecto que asegure la titularidad pública de la casa, y con ello, su deseada recuperación. No parece sencillo, pero quizá sea la última oportunidad para salvar Velintonia.
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