La cabina

Una de las cosas que el gobierno «del cambio» no ha conseguido cambiar es el refranero. Hay alguna más, pero esa es una. De ahí que en la Villa y Corte las cosas de Palacio –de Telecomunicaciones– sigan yendo, como ya ocurría con la «casta», despacio. Eso, cuando van. Claro que Carmena, entre la convalecencia, las purgas, la repostería y la tutela de Errejón no tiene tiempo para casi nada. Por eso no es de recibo la impaciencia de David Linares, el vecino que hace casi un año impulsó #unacabinaparaMercero, aquella iniciativa para colocar una cabina telefónica en el barrio, en homenaje al cineasta Antonio Mercero, fallecido recientemente. Que en apenas unas semanas el propio Linares consiguiese hacer viral la propuesta, lograr el respaldo de Telefónica y de la Academia del Cine, convencer a todos los grupos municipales para aprobarla en el Pleno Municipal y reunir más de 4.500 firmas de apoyo, quizá hicieron pensar a este ingenuo guionista que lo más difícil estaba hecho. Estas cosas las puede hacer un Linares porque no está al frente del «palacio», tiene tiempo libre e incluso carece de batidora, por lo que ni siquiera puede encargarse de las magdalenas. El caso es que han pasado casi ocho meses de todo aquello, y el promotor de la cabina para Mercero ha explicado en su cuenta de Twitter que aún no sabe «absolutamente nada» sobre su original e «inofensiva» iniciativa, y que siente que en el Ayuntamiento «se han olvidado por completo» de ella. Nadie se ha puesto en contacto con él y tampoco ha tenido la reunión a la que se le emplazó el pasado mes de septiembre, y sobre la que no ha recibido llamada alguna. Lo que quizá tampoco sabrá el bueno de David es que la más ansiada obra del distrito, el Parque del Tercer Depósito, la estupenda zona verde con la que Chamberí sueña desde hace más de una década y cuyos vecinos consiguieron arrebatar de las malvadas manos de la presidenta de la Comunidad de Madrid, lleva casi el mismo tiempo aguardando la licencia municipal para avanzar en el proyecto. También va despacio esto. Como dijo la concejala-presidenta del distrito, haciendo suyas las palabras del guionista: «Qué cosas tan bonitas pasan en Madrid». Mas para que sean bonitas, sólo falta un detalle: que pasen.