Urbanismo en Chamberí: uno de cinco

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Más allá de las innovaciones en movilidad, con los nuevos carriles bici, la semipeatonalización del tramo de Galileo o la postrera implantación de Madrid Central, la legislatura que terminará en apenas unos meses ha estado marcada en Chamberí por cinco proyectos urbanísticos de los que sólo uno se verá culminado antes de las elecciones de mayo. El resto habrán avanzado pocos pasos, o incluso alguno aguardará aún su inicio, como es el caso de la piscina cubierta de Cea Bermúdez, para cuyas obras el Presupuesto de 2019 destina 2,4 millones de euros, la inversión estrella de las cuentas para el distrito.

El Taller de Precisión de Artillería y las Cocheras de Cuatro Caminos han sido sin duda los más controvertidos en su tramitación. El primero era un proyecto que se le vino encima al nuevo gobierno municipal sin apenas margen de maniobra y al que dio luz verde sobreponiéndose a fuertes presiones internas. Pese a ello apenas ha avanzado una vez alcanzado el acuerdo para el convenio con la cooperativa. En cuanto a las Cocheras, la decisión de la Junta de Gobierno de revocar el Plan por un defecto de forma supone para los “Sísifos” de Metropolitan volver a subir una piedra que casi con toda seguridad tendrá ya que validar quien salga elegido en los próximos comicios, y eso siempre que los recursos pendientes no acaben por devolver de nuevo el proyecto.

A estos dos se une ahora el Beti Jai, cuya rehabilitación se le ha ido torciendo al Ayuntamiento conforme avanzaba la legislatura hasta las recientes sentencias del TSJM, que anulan el plan para el histórico frontón y dejan en el aire la reforma justo ahora que se iba a decidir el peliagudo asunto de los usos. El anterior concejal-presidente del distrito, Jorge García Castaño, señalaba en la primera entrevista de ‘Chamberí 30 días’ que el urbanismo madrileño de los últimos años “lo habían hecho los tribunales” y, de momento, no parece que se esté cambiando la tendencia.

La única cinta que según las previsiones podrá cortar el equipo de Manuela Carmena será la del Estadio de Vallehermoso, poniendo así fin a una década de “agujero”, pero ni siquiera éste ha estado exento de dificultades. En primer lugar, el proyecto se ha dimensionado hasta reducir su presupuesto a la mitad respecto del previsto en su día por el alcalde Ruiz Gallardón; y en segundo, la negativa de hasta cuatro licitadores a llevar a cabo los trabajos, y el tiempo récord de realización, ha sembrado cierta incertidumbre en el resultado.

En cualquier caso, no cabe culpar totalmente de los retrasos de estos grandes proyectos al gobierno de Ahora Madrid. La complicada tramitación urbanística se ha dado de bruces con un Ayuntamiento sin una mayoría clara, con un aliado como el PSOE que –en esto sí– ha sido beligerante con algunos planes y una propia formación de gobierno que se ha mostrado dividida en no pocas votaciones. Comparado con el encarnizamiento de “Castellana Norte” en Chamartín, o la saña con la que se ha llevado el paseo de la Dirección en Tetuán, parecería que en Chamberí ha ido todo sobre ruedas.

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