Con varios locales funcionando actualmente en la capital, este empresario decidió montar en 1985, en el barrio más castizo de Madrid, una cafetería al estilo de los cafés parisinos, aunque con un toque de aquí. Pensó en llamarla “La Isidra”, pero alguien se le había adelantado, así que finalmente optó por “La blanca doble”, una revista musical del maestro Jacinto Guerrero, que se estrenó en el Teatro La Latina. No es casual que en los inicios los camareros fuesen vestidos de chulapos, “con su chaleco de pata de gallo, su gorra y su pañuelo de seda”, recuerda el dueño.
A Alfredo le fue tan bien que tres años después de Santísima Trinidad, 6 montó la de Vallehermoso, 66. Ambos locales tienen ese aire elegante y clásico de los cafés de antes y de sus paredes cuelga una colección de revistas publicadas desde 1898, fruto de la afición a las antigüedades de este hostelero.
En “La blanca doble”, con terraza abierta todo el año, el cliente puede tomar un buen desayuno, una cerveza de tipo abadía y otras como la Turia de Valencia o la Calatrava de Ciudad Real, uno de sus batidos naturales y cócteles (con o sin alcohol) o empezar bien la noche con una ginebra premium.
A la hora de la comida triunfan los platos combinados y su menú del día, a muy buen precio y de una cocina casera y tradicional, con el que saborear “unas lentejas como las de tu madre”, apunta Alfredo. Para la cena, son ideales sus raciones (la de caracoles es la reina), tostas, hamburguesas…, y las tapas (destacar la de patatas revolconas), si se opta por un picoteo.
“Pero lo mejor de estos locales es, sin duda, su plantilla”, dice orgulloso el dueño. Un equipo atento y profesional, que se esmera en ofrecer la mejor atención a sus clientes. Y eso se nota.
Reserva en el 91 448 93 28, también para comidas de empresa.
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