Desde hace unas semanas, la arteria principal de Chamberí afronta una profunda remodelación de su estructura viaria, con la implantación a ambos lados de un carril bici segregado, que cruzará el distrito desde Alonso Martínez a Cuatro Caminos. Esta medida va a provocar que se reduzcan los carriles habituales de la vía, que pasarán de los cuatro o cinco que había hasta ahora, según el tramo, a dos para vehículos particulares y uno para transporte público. Según explica el concejal-presidente, Jorge García Castaño, Santa Engracia era una calle “sobredimensionada”, que contaba en partes de su recorrido con los mismos carriles que en La Castellana, “con un aforo de coches cinco veces menor”.
En la nueva Santa Engracia también se ampliarán de manera notable las aceras –entre uno y dos metros– y se reducirá el número de plazas disponibles para aparcamiento. No en las 300 que había calculado el Partido Popular, sino en 63, según explica Castaño en la entrevista que ha concedido a este periódico [página 5]. Por otro lado, la portavoz municipal, Rita Maestre, aseguraba hace unos días que “todas las plazas, en particular las destinadas a los residentes, que desaparecen de una vía cuando se hace un carril bici, se reubican en zonas cercanas, y también sucederá en Santa Engracia”. Estas sustituciones, no obstante, se llevarán a cabo a costa de eliminar plazas de rotación (azules).
Principales críticas
Una de las principales críticas al proyecto ha llegado por la decisión de establecer un carril bici separado del resto de la circulación, una medida que ha sido calificada como “error garrafal” por parte de algunas asociaciones ciclistas, que apuestan por integrar la bicicleta como ya ocurre con los ciclocarriles, calzadas con velocidad limitada a 30 km/h para turismos y bicicletas indistintamente.
Por su parte, desde la Asociación Vecinal El Organillo se considera que la obra es “excesiva y no se apoya en un estudio sobre los usuarios actuales o potenciales del carril bici, ni en cómo va a repercutir en el tráfico rodado”. La asociación también se muestra partidaria de que “la bicicleta esté integrada en el tráfico como un vehículo más” y, aunque valora la iniciativa “si tiene por objeto la mejora de la calidad del aire”, estima que para este fin se hacen necesarias “medidas drásticas” y un plan global de mejora, pues “la calidad del aire no se puede circunscribir a Santa Engracia”.
En cualquier caso, la remodelación de Santa Engracia no será la última que afecte a la movilidad de los chamberileros. Otras vías como Bravo Murillo o Alberto Aguilera también están ya en el punto de mira de la citada revisión del Plan de Movilidad elaborado por el Ayuntamiento.
David Álvarez
4 comentarios